En este curso 17-18 nos encontramos envueltos en el lema de Muévete. En todo este movimiento que llevamos, hemos vivido con mucha energía el inicio de curso, el mes misionero, la Movida de Adviento y de Navidad. Ahora nos toca vivir la Cuaresma y para ello la propuesta es la de “Cuaresmate”. En todo el movimiento en el que estamos inmersos en nuestra vida, tenemos la oportunidad de vivir la Cuaresma, un tiempo que nos invita a parar, a cesar todo el movimiento que no nos permite acercarnos a Dios. La espiral de movimiento (de muévete) la convertimos en una cruz en la que cada brazo nos invita a pararnos en algo concreto:

  • El brazo vertical nos lleva a nuestro interior, a encontrarnos (sentido descendente) con nosotros mismos, con nuestros sentimientos más profundos, con nuestro mejor “yo” que es esa persona auténtica que somos. En el sentido ascendente nos encontramos con Dios que habita en nosotros, es la dimensión trascendente de la persona. La oración se hace fundamental aquí.

  • El brazo horizontal es el brazo de la fraternidad. Hacia un lado nos encontramos con nuestros hermanos más cercanos (familia, amigos, compañeros, …) y hacia el otro lado, el encuentro es con el hermano más necesitado.

Los dos brazos conectan y están unidos por la presencia de Dios, en nosotros mismos y en el hermano. Cuando nos paramos, el silencio es nuestro aliado y nos ayuda a descubrir la presencia del Padre en los otros y en nosotros mismos.

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