Soy el Hno. Miguel Tejas, tengo 44 años, actualmente formo parte de la comunidad de Algemesí y trabajo en el colegio que tenemos en Cullera, donde estoy dando clase en Primaria y trabajando en la pastoral.

De pequeño mis padres me transmitieron la fe y el valor del trabajo, que luego me ayudaron a madurar los Hermanos. La ilusión de ser Marista se me despertó en el seminario de Guardamar y de Murcia, cuando conocí a los Hermanos. Ellos estaban con nosotros, jugaban, hacíamos deporte, rezaban, comían con nosotros, nos daban clase, nos reunían para tratar diferentes temas de formacióneducativos, religiosos, talleres, canciones, etc.

Yo soy Hermano Marista gracias a Dios y por lo que me han transmitido y ayudado los Hermanos con los que he estado desde que los conocí. En todas las comunidades por las que he pasado me he sentido bien y he apreciado mucho el cariño que he recibido, tanto por parte de los Hermanos como de las personas allegadas al colegio o relacionadas con la misión Marista.

Me da vida y me alimenta todo el bien que hacemos juntos en el trabajo diario que llevamos en los colegios y las obras Maristas con los niños y los jóvenes. También la relación con Dios en la oración, los momentos de encuentro y descanso con las personas.

Mi trabajo lo desarrollo en el colegio, dando clase, atendiendo la pastoral: los grupos juveniles (GVX, scouts), las celebraciones, etc. Trato de hacer bien mi trabajo, ayudar a mis alumnos, enseñarles a responsabilizarse y ser buenas personas, con valores humanos y cristianos. Esto es a lo que dedico la mayor parte de mi tiempo.

Me siento llamado a vivir con sentido y fe lo que tengo que hacer en el día a día. A tratar con respeto a las personas. Esto lo puedo hacer con la gente con la que me relaciono todos los días, mis alumnos, mis compañeros, con mis hermanos de comunidad, cuidando la oración y los momentos de relación con el Señor, que es el que me nutre y configura mi vida.

A lo largo de mi vida también he tenido algunos momentos difíciles, de cansancio y desaliento, incluso desánimo. En estos momentos valoro mucho la ayuda de los Hermanos que he tenido cerca. Seguro que el Señor y María se han servido de ellos para ayudarme a superarlos. Siempre les estaré agradecido. Estas dificultades te dan experiencia, te hacen madurar y te hacen más fuerte.

María me enseña a confiar en Dios, a seguir Jesús. Su vida no fue fácil, muchas cosas no las entendía pero tenía una gran fe, confiaba plenamente en Dios y seguía adelante. Como ella quiero fiarme Dios y seguir adelante con ilusión.