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Pascua, siempre en compañía

Hacemos balance de las actividades de Semana Santa en parte de nuestra Provincia Marista Mediterránea a través del testimonio de varias personas de nuestra Pastoral El tiempo litúrgico de la Semana Santa es uno de los momentos más especiales e intensos que, como cristianos, vivimos a lo largo del año. Con todas las actividades propuestas desde el Equipo Provincial de Pastoral (retiros, convivencias, etc…) y organizadas en España, Italia y Líbano-Siria se ha cubierto el siempre importante objetivo de celebrar la Pascua en comunidad. Esta compañía se ha hecho palpable en cada encuentro de jóvenes, laicos y hermanos que se ha producido, compartiendo espacio, tiempo, reflexiones… y esta compañía ha estado protagonizada también, por esa presencia de Jesús que nos une e inspira. “Se notaba un muy buen rollo entre todos: animadores, equipo de coordinación y chavales. Creo que el objetivo principal se ha cumplido al 100% y, sin duda, lo que más nos llevamos todos de esta Pascua es que siempre vamos a estar acompañados por Jesús y queremos ser fieles seguidores de Él y como él, siendo BuenaJente”, comenta Rafa Avilés, coordinador de la Prepascua de Z3 en Bonanza. Según Avilés, en general la Pascua ha ido “genial”, porque chicos y chicas han acudido muy motivados de las ciudades y el tema del “BuenaJente” llegaba muy bien trabajado desde el origen. “La Pascua ha sido la guinda del pastel”, añade. Igualmente hacen un balance más que positivo de la “Pascua Hoy” y es que, a través de este ‘título’ sugerente, se han establecido actividades con todos los niveles de Comunidad. “El planteamiento con gente de niveles tan heterogéneos, de experiencias personales tan dispares, de vivencias de Pascua tan diferentes podría haber resultado caótico, pero como siempre, el Espíritu sopla y la Vida se hace presente en forma de confianza plena”, explica la coordinadora Ana Merino. Allí, han sido en total 51 participantes de comunidad, de los cuales 8 pertenecían a niveles de Comunidad 3 a 6, que ya habían vivido Pascuas de este nivel antes de la pandemia. El resto, 43 de Comunidad 1 y 2 que se estrenaban, por así decirlo, con una “mochila de vida” diferente a lo que se encontraba en otras ocasiones. “Aun así, lo que movía esta Pascua en todos los que allí estábamos era responder a una llamada, experimentar junto a Jesús su amor sin medida, su modelo de entrega por los demás y el encuentro con el Resucitado”, detalla Merino. En concreto, se han realizado dinámicas en la propia casa de Castillo de Maimón (Córdoba), combinadas con salidas por las calles del barrio del Naranjo o por espacios de compromiso y vivencia del encuentro con Jesús, todo lo cual llenó los 4 días de convivencia, en la, según los propios organizadores, “todo fue rodado: los participantes fueron poco a poco encontrando su lugar y disposición para la reflexión y oración, los animadores siempre disponibles para acompañar y escuchar a quienes no tenían tanta experiencia, los hermanos Juan Antonio y Rafa dando testimonio de su vocación y su servicio para con los jóvenes, Pablo, el sacerdote, que ha estado en todas las celebraciones adaptándose a nuestra forma de vivir la liturgia, los responsables de la casa y la cocina dispuestos a todo lo que nos hiciera falta y un equipo de coordinación al servicio de todos, disponiendo de tiempo, materiales y coches para lo que hiciera falta”. En definitiva, una “Pascua Hoy” en la que -más que nunca en sus vidas- el Resucitado ha salido a su encuentro y les ha ido contando su vida “para que ardiera nuestro corazón y saliéramos a comunicarlo a cada una de nuestras ciudades”. A todo esto, Marta Romero, coordinadora de la actividad de Pascua en Bonanza, con los chicos y chicas de 1y2 de Bachillerato, añade: “Volvimos al origen, lo conocimos, ¡y comenzamos de nuevo! De Sinaí a la Vida en Bonanza nos ha dado la oportunidad a más de 120 jóvenes de MarCha3-4 de acercarnos a la cultura y tradición judía en la que Jesús creció”. Y, como relatan de manera conjunta, una vez conocida toda la ‘historia’ y su significado, ¡todo cobró sentido! “Pudimos acompañar a Jesús en su momento más difícil de pasión y muerte y, junto a María y su esperanza, celebrar el motivo que nos une: la

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De Pascua con el cántaro lleno

Nuestra Provincia de Maristas Mediterránea desarrolla estos días una serie de encuentros y actividades para vivir y celebrar la Pascua Maristas Mediterránea se encuentra en plena celebración de la Semana Santa y, en diferentes puntos de la geografía española, italiana, siria y libanesa, se están llevando a cabo encuentros, retiros y otra serie de actividades relacionadas con la vivencia de este tiempo de Pascua. Además de las cifras y ubicaciones que ya detallamos en una noticia anterior, todas estas jornadas se están desarrollado bajo una temática común que se estructura a partir del refrán que dice “Tanto va el cántaro a la fuente…” Y, si hiciésemos caso al dicho popular, completaríamos esa frase con una segunda parte que reza: “…que termina por romperse”. Ésta es la primera idea que se viene a la cabeza; sin embargo, desde el Equipo Provincial de Pastoral (EPP) quieren darle otro enfoque a esta expresión del refranero. Así, desde los Grupos de Vida Cristiana (GVX) de Maristas Mediterránea han propuesto cambiar el refrán y en todas las convivencia de Prepascua y Pascua están afirmando: “TANTO VA EL CÁNTARO A LA FUENTE… ¡QUE AL FINAL SE LLENA!” Porque junto a Él (Dios) “nunca más tendremos sed”. Porque con Él nos convertimos en fuentes para los demás. «Mas el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para la vida eterna» (Juan 4:14). Así pues, y a raíz de este planteamiento, las ‘obligadas’ preguntas que surgen y que se están haciendo -y que nos hacen- nuestros jóvenes son las siguientes: ¿Quieres volverte cántaro? ¿Te apuntas a esta locura de ‘llenarse’? Y es que, volviendo al refrán original, surge la siguiente duda: ¿qué se rompe, el cántaro o la fuente? El dicho popular se refiere al cántaro, pues hace referencia a los tiempos en que no había agua en las casas y había que ir hasta la fuente a por ella, de forma que, más tarde o más temprano, el cántaro se rompía, ya fuese por desgaste por un uso excesivo o por algún desgraciado accidente que acababa con él hecho pedazos. A este respecto, se trata de un refrán que habla del peligro. Quien se expone con frecuencia a las situaciones de riesgo, tarde o temprano quedará atrapado en ellas. Ojo con el cántaro, que está muy lleno. Ojo con el camino, que es escarpado. Ojo con la fuente, que ya no da más… ¡Hasta que se nos rompe el cántaro!... ¡Y el agua, uf, cuánta agua que se nos fue y perdimos…! Es que por entonces eran cántaros de barro, frágil material el de aquellos recipientes… “Sin embargo, en grupos vamos siempre a contracorriente. Aunque muchos nos digan que ‘estamos locos’ por entregar nuestro tiempo, que ya son muchos años metidos en “esta movida”, que si cuándo vamos a tomarnos unos días para descansar… Tú, yo, nosotros, no entendemos la vida sin riesgos ni entregas…”, explican desde el Equipo Provincial de Pastoral. Según detallan desde el EPP, en GVX son más de mantener la esperanza en las personas, de querer sacar la mejor ‘agua fresca’ para compartirla, de sacar la mejor de otros, para potenciar sus dones… “Somos de mover el agua de aquí para allá, de no estancarnos, de buscar nuevos caudales, de abrir nuevos brocales, pozos, etc”. En ese sentido, como sucede cada año, en la gran historia de estos grupos de Maristas Mediterránea se están llevando a cabo actividades que experimentan intensamente los participantes y también los catequistas y coordinadores, como parte de su proceso, como parte de su vida. Desde el propio Equipo de Pastoral, tan sólo quieran dar las gracias por la disposición, el trabajo y el esfuerzo de todas las personas que se involucran en esta iniciativa pascual. “Estamos poniendo todo de nuestra parte para construir juntos esta Semana Santa de GVX, sabiendo que Él es la fuente donde llenar nuestro cántaro para compartir con los demás su agua fresca que nos llena de vida”, concluyen desde el EPP.

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Más de un millar de participantes en ‘nuestra’ Semana Santa

Maristas Mediterránea celebra en su zona de España unas 60 actividades vinculadas a la Pascua en un total de seis sedes La zona española de Maristas Mediterránea celebra su particular Semana Santa y lo hace mediante el desarrollo de unas 60 actividades en un total de seis sedes, repartidas entre las regiones de Andalucía y Comunidad Valenciana. Durante este tiempo litúrgico, se llevarán a cabo encuentros maristas vinculados con la Pascua de los Grupos de Amistad, de los Grupos de Marcha y de los Grupos de Comunidad. En concreto, los de Amistad se han reunido en Teularet (Valencia), Jaén y Bonanza (Cádiz); los de Marcha se han citado en Loja (Granada), Jaén, Guardamar del Segura (Alicante) y Bonanza (Cádiz); y, finalmente, los integrantes de Comunidad se ven en Castillo de Maimón (Córdoba). En todas esas actividades van a participar más de 1.000 personas: más de 875 participantes (de diferentes etapas educativas), cerca de 170 catequistas y unos 60 coordinadores, deseosos de vivir con pasión, ilusión y cercanía esta Semana Santa de 2023, en la que se recupera la presencialidad completamente y no existen ningún tipo de restricción derivada de la pandemia sufrida años atrás. Todas las actividades destinadas a los Grupos de Amistad de la zona 1 se han celebrado en la sede levantina de Teularet; mientras que las de zona 2 y la 3 de este tramo se producen en Jaén y Bonanza respectivamente. Todas, calificadas como actividades de Prepascua, ya que se están llevando a cabo del 24 al 26 de marzo y entre el 1 y el 4 de abril. En este último periodo también se incluyen las reuniones de Marcha 1, zonas 2 y 3, que tienen lugar en Loja. El resto, consideradas actividades completamente de Pascua, se celebran entre el 5 y el 9 de abril, y que servirán para culminar toda la programación organizada por el Equipo Provincial de Pastoral (EPP) de Maristas Mediterránea; la cual cuenta con la valiosa colaboración de todas las personas que forman parte de ‘nuestra’ Semana Santa como catequistas y coordinadores y, por supuesto, de todos los niños, niñas, adolescentes y jóvenes que participan en

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A los educadores de las obras sociales de la Provincia Mediterránea (Carta Abierta VI)

CON BRILLO EN LOS OJOS Y BARRO EN LOS PIES “El ayuno que yo quiero es éste: abrir las prisiones injustas,hacer saltar los cerrojos de los cepos, dejar libres a los oprimidos, romper todas las cadenas,compartir tu pan con el hambriento,hospedar a los pobres sin techo, vestir al que ves desnudoy no dar la espalda a tu propio hermano.Entonces brillará tu luz como la aurora…” (Is. 58, 6-8) A los educadores de las obras sociales de la Provincia Mediterránea El 27 de marzo de 2020, hace justo tres años, fuimos testigos de una imagen insólita que permanece aún en nuestra retina y forma ya parte de la historia reciente del Vaticano y del mundo. Era viernes de la cuarta semana de cuaresma. El Papa Francisco, solo, caminaba en una plaza desierta y empapada por la lluvia. Avanzaba sobre la escalinata de la basílica de San Pedro hasta llegar al atrio del templo. Desde allí impartió una bendición “urbi et orbi” extraordinaria para un mundo asediado por el coronavirus. “Con la tempestad – dijo -, se cayó el maquillaje de esos estereotipos con los que disfrazábamos nuestros egos siempre pretenciosos de querer aparentar; y dejó al descubierto, una vez más, esa pertenencia común de la que no podemos ni queremos evadirnos; esa pertenencia de hermanos”. Me parece oportuno comenzar recordando ese momento y evocar la imagen potente, consoladora y profética de esa tarde lluviosa. Con voz firme y tierna a la vez, Francisco recordaba al mundo que “nadie se salva solo” y que “en esta barca estamos todos”. Inspirado por esta imagen, os escribo hoy en el formato de carta abierta. Como las anteriores, está dirigida a toda la provincia y en esta ocasión, especialmente, a los educadores y educadoras de nuestras obras sociales. Es para mí una oportunidad para expresar mi agradecimiento por vuestro trabajo y, sobre todo, por el testimonio de vuestras vidas. La bomba de la pobreza La pobreza tiene muchos rostros. Los podemos ver cerca de nosotros, en nuestros lugares de trabajo y en los barrios donde vivimos. También en países lejanos donde el discurrir cotidiano se convierte en un ejercicio de continua y penosa supervivencia. Son rostros de hombres, mujeres y niños castigados por el dolor, la marginación, la falta de servicios sanitarios, la malnutrición, la privación de libertad y dignidad, la migración forzosa, la falta de trabajo, etc. Son rostros concretos, seres humanos, personas que tienen nombre. Ninguno de nosotros es ajeno a esta triste realidad. En nuestros colegios atendemos cada día a cientos de niños con carencias muy diversas que, en muchos casos, amenazan su crecimiento e hipotecan su futuro. En nuestras obras sociales nos esforzamos en ayudar a niños y jóvenes inmigrantes que sufren la soledad y el desarraigo, reforzamos con apoyo escolar a niños que provienen de entornos desprotegidos o con escasos recursos, y desarrollamos proyectos encaminados a la inserción laboral de jóvenes en situación de riesgo. Vosotros, queridos educadores, conocéis de primera mano todos estos dramas y dedicáis lo mejor de vosotros mismos a sanar heridas y desplegar sueños. La “Carta desde Alepo, Nº42” describe la situación desesperada que vive la ciudad y habla de “la bomba de la pobreza”, que es peor que la guerra. Es una bomba real que, bajo distintas formas y expresiones, amenaza la vida de seres humanos en todo el mundo. Nosotros, seguidores de Jesús, nos sentimos llamados a desactivarla. Desde nuestra fe en un Dios hecho pobre y siempre cercano a los excluidos, el compromiso con el desarrollo integral de los más abandonados no es opcional: forma parte de nuestra esencia, del corazón mismo de nuestro ser cristiano. Podríamos decir que nuestra misión, enraizada en la fe de la Iglesia, es desactivar la bomba de la pobreza y contribuir con nuestras vidas a la construcción de un mundo más humano. Un colchón para Berlier. La solidaridad no es una moda de nuestro tiempo, ni puede convertirse en una exhibición de nuestras bondades. Es más bien una forma de vida que emana del evangelio y tambien de nuestros orígenes maristas. “La sensibilidad de Marcelino Champagnat ante las necesidades y el sufrimiento de los niños de su tiempo nos anima a responder a los desafíos emergentes a los que la humanidad se enfrenta hoy” (Const.59) Quisiera compartir con vosotros dos historias de la vida de Marcelino Champagnat y los primeros hermanos. Me parecen significativas. La primera la cuentan tanto el hermano Jean Baptiste Furet como el hermano Avit, ambos cronistas de nuestros orígenes maristas. Ocurrió en enero de 1825, pocos meses antes de que la comunidad de La Valla se trasladara al Hermitage. Marcelino estaba de viaje y, al volver, un hermano le cuenta el caso de un joven de Le Bechat gravemente enfermo que duerme sobre paja, casi desnudo y sin mantas, en pleno invierno. Al parecer sufre algún tipo de problema mental y no permite ni siquiera a su madre que se acerque a él, alegando que quiere envenenarlo. Era el joven Berlier. El enfado de Marcelino es inmediato: ¿Cómo es posible que los hermanos hayan esperado a que él venga de viaje para actuar? Se pone en camino y va a casa de Berlier. Después de un primer encuentro intentando calmarle y consolarle, Marcelino llama al ecónomo y da la orden de llevarle un colchón, sábanas y mantas. Pero no había ningún colchón extra en la casa y, sin dudarlo, decide llevarle el suyo. La historia continúa, pero me quedo ahí. ¿Cuántas veces nos perdemos en proyectos, programaciones y planes estratégicos y, finalmente, acabamos sin dar respuestas concretas a las necesidades de nuestro entorno? Nos puede a menudo lo políticamente correcto, lo programado y consensuado. Pero hay situaciones que no pueden esperar a un consenso. Creo que Champagnat se irritaría más de una vez con bastantes de nosotros por el mismo motivo que, aquel día de enero de 1825, lo hizo con los hermanos de la comunidad de La Valla. Necesitamos priorizar el corazón. ¿Estamos preparados para ceder nuestro colchón cuando el otro lo necesita más que nosotros mismos? Jean Baptiste Berne, el huérfano que encontró un padre La segunda historia comienza con Jeanne Berne, una mujer joven y con problemas de salud que vivía en una situación de extrema pobreza. Siendo soltera, en 1811 nació su hijo Jean Baptiste Berne. Y aunque más adelante se casó, el hijo nunca fue reconocido y adoptó el apellido de la madre. Durante un período largo de tiempo Marcelino estuvo ayudándola económicamente y acompañándola espiritualmente. Le hacía llegar comida, ropa y leña. Pero el invierno de 1820 fue duro y Jeanne murió. Detrás dejaba a Jean Baptiste, con 9 años y un futuro incierto. Marcelino le aceptó inmediatamente en la escuela-albergue de los hermanos y ahí comenzó un sin fin de quebraderos de cabeza para la comunidad. Era un niño problemático, agresivo e incapaz de someterse a ninguna norma. Se escapaba con frecuencia. Los hermanos lo intentaron todo, pero fracasaron una y otra vez hasta el punto de pedir a Marcelino que lo expulsara. Y una y otra vez Marcelino pedía a los hermanos paciencia y un último esfuerzo. Finalmente, algo sucedió en el corazón de ese niño. Poco a poco Jean Baptiste empezó a cambiar. Fue creciendo a todos los niveles, corrigiendo sus actitudes y moderando su carácter. Se sentía en casa. Tanto es así que pidió hacerse hermano. Fue aceptado en el noviciado y vistió el célebre hábito azul que aún hoy recordamos como algo característico de aquella época; de ahí viene, por ejemplo, el nombre de los “Maristas Azules” de Alepo.  Emitió los votos en 1828 y recibió el nombre de hermano Nilamon. Esta es la historia de Jean Baptiste Berne, el huérfano que encontró un padre en la persona de Marcelino. Apenas dos años más tarde, en 1830, cayó enfermo y murió siendo un hermano marista feliz y ejemplar. Siempre me ha emocionado esta historia de fe inquebrantable en el ser humano. Visibiliza dos de los aspectos más genuinos de nuestros orígenes y de nuestra forma de definirnos como educadores: la pedagogía de la presencia y el trabajo incansable. Pero, sobre todo, nos habla de un educador con una sensibilidad extraordinaria que supo ver a un hermano en un niño huérfano e inadaptado. Con brillo en los ojos y barro en los pies Os cuento estas historias con un ojo puesto en nuestros orígenes y el otro en la realidad actual de cada una de nuestras obras sociales. A través de vuestro trabajo educativo continuamos escribiendo el relato de cientos de niños y jóvenes excluidos que, gracias a vuestra sensibilidad y compromiso, vuelven a mirar hacia el futuro con esperanza. Me gustaría ser capaz de transmitiros un mensaje de ánimo y de apoyo. Sigamos proyectando nuestros mejores sueños a través de la Fundación Marcelino Champagnat, la Fondazione Siamo Mediterraneo, la ONGD Sed, cada una de nuestras obras educativas y cualquier otra plataforma que nos facilite el desarrollo de nuestra misión. Una misión que nunca será completa si no vivimos en profundidad la espiritualidad de la que surge. En la Asamblea Provincial de 2015 acuñábamos una expresión que se convirtió en el titular de las conclusiones a las que llegamos: “Con brillo en los ojos y barro en los pies”. Hacíamos referencia a la espiritualidad que animaba a Marcelino en los comienzos de su misión en La Valla. El brillo de sus ojos era el reflejo de la pasión que sentía por el evangelio y el deseo de compartirlo. A la vez, lo imaginábamos con los pies en el barro, comprometido con los niños y jóvenes más necesitados. Dispuesto siempre a desactivar la bomba de la pobreza y de la soledad. Años más tarde, concretamente el 7 de octubre de 2019, el Instituto publicaba el documento “DONDE TÚ VAYAS. Regla de Vida de los Hermanos Maristas”. Y en el número 81 usaba la misma expresión referida esta vez a María: “Como María, camina con brillo en los ojos y barro en los pies. Ella te invita a ir a otras fronteras.” Este es mi deseo, y también mi oración, al pensar hoy en cada uno de vosotros y vosotras. ¡Gracias! H. Aureliano García Manzanal En  Alicante, a  27 de marzo del

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Entrevista H. Georges Sabè: salir del miedo y reconstruir la vida

Este Hermano Marista charla con el Equipo de Comunicación de Maristas Mediterránea y cuenta la situación de la población de Alepo unos 40 días después del terremoto que asoló Siria y Turquía https://www.youtube.com/watch?v=O1PBjW3r1mY&t=4s “Estamos empezando a salir de la crisis del pánico del miedo que ha provocado el terremoto”. Con esta frase arrancaba la entrevista que desde el Equipo de Comunicación de Maristas Mediterránea se ha realizado al H. Georges Sabè, hermano marista afincado desde hace muchos años ya en Alepo, y que nos ha contado la última hora de la situación de la población, ahora que se cumplen los 40 días del fuerte terremoto que asoló los territorios de Siria y Turquía.              “Y digo estamos saliendo y no hemos salido porque había rumores de que podía haber nuevo terremoto, terrible, hay un pánico generalizado en la población. Solamente a través del pasar de los días tranquilos se puede favorecer el volver a una vida normal”, completaba Georges Sabè.              Durante algo más de 30 minutos, este Hermano Marista ha compartido sus experiencias, sus vivencias, sus reflexiones y sus emociones. Y lo ha hecho respondiendo a preguntas tales como: “¿Cómo estáis los Maristas Azules y las personas víctimas del terremoto a las que estáis atendiendo?; ¿Cómo es el día a día y cuál es la principal ayuda que prestáis?; ¿Vais recuperando la esperanza y contribuye la vida religiosa a ello?; ¿Tenéis miedo de ser olvidados? O ¿Algún deseo más que transmitir?”, entre otras.              Georges Sabè ha explicado la atención diaria que realizan, cubriendo necesidades básicas de alimentación y ropa en las primeras semanas que, ahora, se ve complementada por la labor de acompañamiento y transmisión de serenidad y confianza para que las familias recobren la paz, pierdan ese miedo y quieran volver a casa, puesto que hay algunas que aún no han sido capaces de regresar a sus hogares ni quieren dormir bajo techo. “Es hora de que las personas vuelvan a su casa, a su cama y a su pijama para recobrar lo antes posible la normalidad”, añadía Georges.              En este sentido, los Maristas Azules ha organizado una comisión técnica que está visitando las casas de las personas afectadas para valorar sus daños y estudiar si son seguras para poder volver a vivir en su interior. Algunas requieren pequeñas obras para cambiar espacios dañados, pero si no cuentan con daños estructurales, se está fomentando esa vuelta a la máxima normalidad posible para empezar a reconstruir todas estas vidas, tan castigadas en Alepo con la guerra en Siria, después las sanciones económicas y ahora los efectos devastadores del terremoto.              También se está prestando ayuda para dar respuesta a quienes se han quedado sin trabajo, han perdido su negocio, su tienda, el local de trabajo o las herramientas o maquinaria que utilizasen a través de una evaluación, un acompañamiento y un apoyo justificado. Es una nueva fase en este proceso de recuperación.              Este Hermano Marista también ha destacado la labor de todas las congregaciones religiosas que están ubicadas en Alepo y que están colaborando para atender más y mejor a todas las familias que lo necesitan. “Gracias a Dios, la ayuda internacional la recibimos a través de la ONGD SED, FMSI ONLUS y otras entidades”.              Respecto al esfuerzo realizado y al mantenimiento de la esperanza, habla de dos niveles: ayudar a quienes lo necesitan en primer lugar y también ayudar a los que ayudan. Ambas cosas son necesarias. “Todos hemos sido, de una u otra forma, golpeados por el terremoto y estamos sufriendo. Los miedos nos asolan a todos, que hemos sido sacudidos. Tenemos la invitación evangélica de ayudar a los más débiles pero no somos superhéroes y necesitamos descansar. Tenemos una buena noticia y es que ha llegado el Hermano Esteban (de Maristas Ibérica)”.              “Los mensajes de apoyo y aliento que hemos recibido en este mes son algo que ayudan mucho. Y nosotros, como personas consagradas, lo que queremos es poder transmitirles la luz de la esperanza”, concluye Georges Sabè. El Hermano, representante de esta altruista y valiosa corriente que son los Maristas Azules de Alepo, ha expresado muchas otras ideas y realidades interesantes que os invitamos a ver y escuchar en la entrevista completa que está alojada en nuestro canal de YouTube y cuyo enlace encabeza esta

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