Soy el H. Juan Miguel Anaya. Actualmente vivo con otros 6 hermanos en la comunidad marista de Murcia, encargándome fundamentalmente de coordinar el colegio, que tiene dos sedes a una distancia de unos 30 minutos caminando, distancia ideal para hacer algo de ejercicio cada día. También doy clase de matemáticas a alumnos de 3º de la ESO y colaboro en algunas otras actividades provinciales.

Mi padre y mi madre fueron profesores en el colegio marista de Sevilla, donde yo pude ir a estudiar al cumplir los 10 años. Me llamaron mucho la atención dos hermanos que estaban siempre con nosotros en los patios, en las excursiones, en clase… En aquel momento me parecían ya mayores, pero ejemplares, aunque después he calculado que tenían menos años de los que yo tengo ahora.

Entre el gusto por ser profesor (heredado de mis padres por todos mis hermanos y por mí) y la admiración por esos dos hermanos, comenté a mi padre que yo quería ser marista. Aquella primera opción fue madurando en los años de formación que siguieron, en los que puse a prueba a más de uno de mis formadores. Para mi supuso un descubrimiento maravilloso la vida del P. Champagnat, los primeros hermanos, los estudios que se publicaban en español sobre los primeros tiempos del Instituto… Con esos textos he descubierto la importancia de vivir con otros maristas en familia y la opción que hace Marcelino por los más necesitados. También me ha quedado una inquietud por conocer lo que vamos descubriendo sobre los primeros tiempos maristas.

En mi vida marista he pasado por muy diversas tareas y lugares. Me encanta estar con los chicos y chicas, sea en clase, sea en deportes, actividades solidarias o pastoral. Disfruté mucho el tiempo que fui delegado de SED, pudiendo visitar Bolivia en varias ocasiones y promoviendo el voluntariado en España y el internacional…

Hace casi 20 años tuve una reunión en Madrid con un grupo de las primeras hermanitas de Champagnat. Descubrí, así, que Marcelino tenía hijos como yo que no eran religiosos. Fue un schock para mí que me ayudó a entender mejor que el Espíritu actúa cómo, dónde y con quién quiere.

Estas son las cosas que me dan vida: la presencia entre la niñez y juventud y el compartir carisma con otros maristas de Champagnat.

Este año quiero vivir atendiendo especialmente a mis alumnos directos, especialmente aquellos a los que les cuesta más trabajo o tienen más problemas, y a un grupo nuevo de maristas de Champagnat que está empezando en mi ciudad.

Un abrazo a todos. ¡Que podamos vivir este año que nos queda para el 200º con alegría y pasión!

Las fotos son de la Feria del Voluntariado en Murcia (en la caseta marista) y de un Marcelino Punto y seguido del curso pasado.