Queridos Maristas de Champagnat,
En abril del año pasado escribí una carta dirigida a todos vosotros titulada Montagne: La danza de la misión, reflexionando sobre el significado de ese primer
año de preparación al inicio del tercer centenario marista.Quiero agradecer muy sinceramente la difusión dada a esa carta, así como su buena acogida,manifestada no sólo en la lectura y reflexión personales, sino también, bastante frecuentemente, en el estudio y el compartir en el seno de diversos grupos. Y lo agradezco, de manera particular, por lo que significa de
comunión con la profunda reforma, de espíritu misionero, que el Papa Francisco ha iniciado en la Iglesia: Espero que todas las comunidades procuren poner los medios
necesarios para avanzar en el camino de una conversión pastoral y misionera, que no puede dejar las cosas como están. Ya no nos sirve una “simple administración”.
Constituyámonos en todas las regiones de la tierra en un “estado permanente de misión” (Evangelii Gaudium, 25).
Mi carta de este año Fourvière quiere continuar animando a comprometerse en la renovación de la Iglesia, en esta ocasión desde la perspectiva comunitaria, que
reclama una activa participación de todas las personas bautizadas. El próximo 23 de julio, al recordar la promesa de Fourvière, también nosotros
podemos renovar de corazón nuestro compromiso de ser rostro mariano de la Iglesia, promoviendo comunidades vivas y abiertas, profundamente samaritanas,
acogiendo así la invitación de este año jubilar a ser misericordiosos como el Padre.

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