Educadoras maristas se forman en la herramienta ‘Godly Play’ para enseñar a través del lenguaje religioso cristiano para que el alumnado sea más consciente del misterio de la presencia de Dios en sus vidas

Maestras de Educación Religiosa Escolar (ERE) de los 16 colegios de Maristas Mediterránea en España han participado en el curso sobre ‘Godly Play’ desarrollado en el Centro de Guardamar del Segura; una herramienta de enseñanza que utiliza un enfoque creativo e imaginativo para potenciar la educación cristiana y la formación espiritual usando símbolos y objetos además de las palabras.

Se trata de una de las primeras formaciones que se ha realizado con metodología íntegramente presencial tras el inicio de la pandemia sufrida desde 2020. Esta formación se ha distribuido a lo largo de tres días en los que se han combinado los contenidos teóricos y la aplicación de ejercicios prácticos con la intención de que las educadoras maristas dominen y transmitan el arte de usar el lenguaje religioso cristiano con el fin de que el alumnado sea más consciente del misterio de la presencia de Dios en sus vidas.

Este curso, organizado por el Equipo Provincial de Pastoral (EPP), se ha realizado con la colaboración de Escuelas Católicas de Murcia y de Felipe y Teresa, dos docentes del Colegio Diocesano Nuestra Señora del Carmen de Casalarga de Alicante que son expertos en el uso de ‘Godly Play’ y que han dirigido varias de las sesiones para utilizarlo como medio eficaz de trabajar con niños que tienen diversos estilos de aprendizaje.

Los objetivos fundamentales de esta formación han sido experimentar en primera persona la metodología ‘Godly Play’; desarrollar las técnicas de enseñanza de forma individual y en equipo para dinamizar el “círculo de niños”; y encuadrar el propio método ‘Godly Play’ como herramienta dentro del proyecto de religión que elijan los centros (Kumi o Brisa). Junto a ellos, y relacionados con esta materia, la presentación del Marco Interprovincial de la ERE y las líneas de actuación de Maristas Mediterránea en la asignatura de ERE en Infantil.

En cuanto a contenidos, el curso se ha dividido en cuatro grandes bloques: Metodología ‘Godly Play’; Sesiones Completas de ‘Godly Play’ para cada género; La Espiritualidad de Niñas y Niños; y Líneas Provinciales en ERE Infantil, estando este último centrado en la carga horario de la Educación Religiosa, el citado Marco Interprovincial ERE, la elección de proyectos y su continuidad, además de su especialización, actualización, etc… y, por supuesto, la aportación de ‘Godly Play’ en este aspecto.

Por su parte, la práctica de ‘Godly Play’ ofrece una pedagogía que acompaña a los escolares a entrar en mayores dimensiones de la fe, a través de preguntas que fomentan la reflexión personal y un tiempo de respuesta abierta. Es una manera de preparar a los niños a participar en el culto y la vida de sus congregaciones a medida que desarrollan una comprensión cada vez más profunda de las narraciones sagradas, los símbolos y los ritos comunitarios.

“Godly Play valora los procesos y favorece la apertura y el descubrimiento personal de significados. Invita a las personas participantes a interactuar con las historias, relacionándolas con su experiencia y circunstancias”, explican los ponentes sobre un recurso que, aunque fue concebido para la formación espiritual de niños y niñas, en la actualidad se utiliza en todas las edades y diversidad de contextos. Así pues, Maristas piensa en su uso en las etapas de Infantil y Primaria pero, adaptado, sirve igualmente para los niveles de Secundaria y Bachillerato.

Según palabras del propio fundador de ‘Godly Play’, Jerome W. Berryman, la invitación de este método es “a jugar con el lenguaje de Dios y de su pueblo, es decir, con nuestras historias sagradas, parábolas, acciones litúrgicas y silencios. A través de este lenguaje potente, a través de nuestra práctica reflexiva, a través de la comunidad de personas que se reúne a jugar escuchamos la más profunda de todas las invitaciones: una invitación a salir a jugar con Dios”.

Sobre esta base se han estructurado las jornadas en el Centro Marista de Guardamar, donde se han desarrollado sesiones completas de cuatro géneros: Historias Sagradas (1º), Parábolas (2º), Acción Litúrgica (3º) y Silencio Contemplativo (4º). Además, se ha realizado un repaso a la espiritualidad infantil, con la infancia recordada y terminología específica de la materia como la aproximación a las figuras de portero y al narrador, los géneros literarios o la lección implícita.

Con todo ello, Godly Play ofrece diversas posibilidades y, después de escuchar una historia, niños y jóvenes deciden, ellos mismos, la manera de responder a ella por medio de la narración, juegos, mapas, puzles o su propia expresión creativa (dibujos, pintura, modelado, escritura…). Reconocer esa importancia del juego es esencial, así como comenzar a practicar Godly Play implantando su método en nuestras aulas.

Por otra parte, se ha establecido un esquema sobre lo que sería una sesión de ‘Godly Play’, la cual constaría de la preparación (con conceptos como el umbral, la espera, la construcción del círculo, el compartir en comunidad o el saludo litúrgico); la lección (que incluye la búsqueda de la historia, la presentación del relato y una serie de preguntas abiertas y reflexiones); el tiempo de trabajo (integrado por un trabajo personal o en pequeños grupos y una preparación para la oración); la fiesta (con preparación de la mesa y el servicio, las oraciones y el propio disfrute del momento festivo); y la despedida y bendición.

Y finalmente, se ha realizado un acercamiento al sistema SPIRIT (Space, Process, Imagination, Relations, Intimacy, Trust), herramienta que sirve como base de trabajo y en el que se conecta cada palabra o sección con la experiencia personal; además de que incluye el cuidado de seis criterios para apoyar la espiritualidad infantil y que son el espacio, el proceso, la imaginación, las relaciones, la intimidad y la confianza. Todos y cada uno importantes y, acabando con el último, concluimos con el bello y seguro mensaje de confiar, y es que confiemos en Dios para sostenernos.