
Carta de Alepo nº 22 (21 de junio de 2015)
Hoy, 19 de junio de 2015, es el primer día del Ramadán… Esta mañana las calles estaban casi desiertas. Todo el mundo dormía. Los musulmanes que ayunan han velado hasta muy tarde por la noche para poder comer antes de la oración de la aurora, que anuncia el comienzo del ayuno.
Hemos distribuido hoy la cesta mensual de alimentos a las familias desplazadas en el marco del proyecto “Cesto de los Maristas Azules”. La madre de Douha no ha venido. De hecho la pequeña Douha, de cinco años, está en el Hospital San Luis desde el domingo, atendida por el proyecto “Civiles heridos de guerra”. Ha sido herida gravemente en la cabeza y en las manos por las esquirlas de un obús. Su familia vive en uno de los barrios con más problemas de la ciudad. Son pobres. No tienen muchos recursos. De hecho, no tienen nada de nada. Este barrio es el más barato. La última casa en la que vivían hasta el domingo por la mañana era la casa de su tía. En los tres últimos meses se han desplazado dos veces, siempre en el interior de ese mismo peligroso barrio. Cada vez que caía un obús y destruía una parte de la casa debían ir a refugiarse a otro sitio. ¡Douha tendrá que volver al barrio y seguir viviendo en las mismas condiciones de inseguridad!
Para ella, y para muchos niños como ella, hemos lanzado el proyecto educativo «Quiero aprender». Como ella, muchos niños de nuestros diferentes proyectos, así como sus padres, viven amenazados día a día por los obuses. Pienso en Hiba, que se va a quedar en la calle con toda su familia de 8 personas. En las casas de todas estas familias encontramos… los mismos miedos… las mismas amenazas… las mismas inquietudes… sobre todo cuando están avivadas por los rumores… “van a entrar… han ocupado ya tal barrio, tal calle… les hemos visto, hemos visto su bandera, hemos oído sus gritos, les hemos visto pasar”… Pero no son más que rumores anunciados por profetas de desgracias…
Pues sí, eso es Alepo, una ciudad inundada por los rumores de una posible invasión de los grupos armados. Como si la gente no tuviera bastante con vivir bajo la amenaza de los obuses y morteros, y hubiera que añadir también la inquietud por lo que pasará mañana…
¿Hace falta buscar una respuesta? ¿No crear el pánico? ¿Inquietarse y alarmar a la gente? ¿Qué hacer, cómo actuar, qué decir? ¿Qué actos pueden inspirar confianza? ¿Qué gestos?
Muchas preguntas que nos obligan a nosotros, Maristas Azules, a ser portadores de esperanza.
Cuando vosotros, amigos del mundo entero, os ponéis en contacto con nosotros para tener noticias nuestras o para mostrarnos vuestra solidaridad y vuestro apoyo, nosotros recuperamos fuerzas, nos animamos a continuar el camino por muy duro que sea…
Esta tarde pienso en todos nuestros amigos musulmanes para quienes el ayuno es el periodo de vuelta a Dios y al hombre, a todo hombre, sobre todo al más desfavorecido, al más pobre. Es el tiempo del «Zakat», la limosna… es el tiempo en que toda persona tiene derecho a «l ‘iftar», la comida con la que se rompe el ayuno.
Pienso en mis amigos musulmanes piadosos que rezan y cambian su corazón. Durante el “Ramadán” cambia todo el ritmo de vida. Todos los comercios y todas las actividades culturales y lúdicas giran en torno al Ramadán… 29 días en los que la vida se transforma en culto y fe.
En Siria el Ramadán es una ocasión para compartir, de abrirse a los otros: los vecinos, los parientes, los amigos… A mí, personalmente, me edifican mucho todas las personas que ayunan… La madre de “Kosai”, de 5 años, vino a suplicarme que le convenciera de no ayunar. Nos pusimos de acuerdo: un día sí, uno no.
En la tradición de Oriente, para desear a un musulmán un buen Ramadán, nosotros les decimos: «Mabrouk Ta3itkon»… “Que Dios bendiga vuestra obediencia”. Es el tiempo de regular su ritmo de vida al ritmo de su fe… un ejemplo… un modelo en este tercer milenio.
Nuestros amigos musulmanes han respetado siempre el que sus compatriotas cristianos no ayunen. No se impone nada a los cristianos… Estos son libres de vivir su vida y su fe en la pura tradición cristiana sin ninguna amenaza ni impuesto que pagar.
Estábamos lejos del fanatismo que impone un solo modo de ver, una sola mirada, una sola vía… Así como estamos lejos de ese mundo extremista ajeno a nuestra historia y a nuestra tradición cultural…
Nosotros hemos respetado siempre la fe, la cultura y las tradiciones del otro.
Hoy quieren convencernos de que el otro es un enemigo. Quieren convencernos de que vivir es excluir al otro, no dejarle sitio… quieren convencernos de que la diversidad no debería existir… Una sola doctrina, una sola visión, una sola ley, y todos los que no se adhieren a ella son amenazados, perseguidos, excluidos y matados.
En este mundo en búsqueda de sentido, proponer a Dios, vivir su fe y comprometerse por el hombre es un testimonio elocuente de los valores que dan sentido.
Nuestro Hermano Emili, Superior General, ha querido presentar a los Maristas Azules como modelo de presencia evangélica en las fronteras. Nosotros le hemos dicho que no somos héroes y que nuestra opción responde a una llamada interior.
La casa de los maristas está a tope de actividades para niños, jóvenes y adultos. No estamos en paro. Las vacaciones son ocasión para abrir nuestras puertas, lanzar actividades de aire libre… permitir a los monitores hacer la experiencia del otro y permitir a los niños respirar la alegría y la amistad.
Queremos compartir con vosotros un nuevo proyecto que hemos iniciado y del que somos responsables. En coordinación con otras 19 asociaciones caritativas cristianas de Alepo hemos lanzado el proyecto “Gota de leche”. Más de 3.000 niños cristianos de menos de 10 años se benefician desde hace 2 meses de una distribución mensual de leche en polvo o de su equivalente para los niños de menos de un año.
Los otros proyectos continúan. El último programa del MIT prevé 4 sesiones de formación.
Preparamos paquetes de ropa nueva para 200 familias que celebrarán la fiesta de Fitr.
Varios heridos por morteros y por balas están siendo atendidos en el hospital San Luis.
Las cestas de alimentos se distribuyen regularmente y todos los beneficiarios aprecian la cantidad y la calidad.
Aprovecho la ocasión para dar las gracias a todos nuestros amigos y bienhechores, sin los cuales no habríamos podido sostener a los más necesitados de las familias de Alepo.
Antes de despedirme os dejo este texto de nuestro amigo el Padre Jean Debruynne, sacado de “Las tres hijas de la Sabiduría”, una pieza teatral escrita para los Guías Scouts de Alepo: “Tal vez sea hoy, tal vez sea mañana, cuando un nuevo día nos diga que sí y nos abra sus manos… Escuchad, ved, oigo uno paso. Llegará esta noche, tal vez, Aquel que no esperábamos. Lo veremos aparecer”.
¡Nuestra esperanza no desfallece!
Felices vacaciones a todos. Seguid teniendo presentes a Alepo y sus habitantes en vuestras oraciones.
H. Georges Sabe