Carta abierta (H. Aureliano)

HEART MADE

«“Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todo tu ser.” Este mandamiento es el principal y primero. El segundo es semejante a él: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo.” Estos dos mandamientos sostienen la Ley entera y los profetas.» (Mt.22,37-40)

A los maristas de Champagnat de la Provincia Mediterránea

Hace tan solo unos días he finalizado la visita a los Maristas Azules de Alepo, acompañado por el hermano Manuel Jorques. Hemos tenido la ocasión de compartir sus vidas durante ocho días y hemos sido testigos de un despliegue enorme de acciones solidarias. Han sido jornadas intensas y de mucha escucha. Hemos sentido el drama de vidas rotas por la barbarie de la guerra. ¡Son tantas…! Nos hemos reunido con un grupo de en torno a 150 hombres y mujeres, jóvenes en su mayoría, que organizan y coordinan los numerosos proyectos con los que los Maristas Azules siembran de esperanza las calles y casas de Alepo. Hemos escuchado a educadores, monitores de diversos grupos, scouts, niños, jóvenes y beneficiarios de los proyectos de solidaridad.
No es fácil hacer una crónica de unos días tan intensos, ni mucho menos expresar de forma comprensible tanta mezcla de sentimientos. Pero no se me ocurre mejor momento que este, el comienzo del Adviento, para compartir algunas cosas de esta visita tan llena de emociones, de vidas que esperan y de momentos de encuentro.

Entre la gente

Los maristas estamos presentes en Siria desde 1904 y nuestra misión ha girado en torno a colegios y obras sociales. Adaptándonos a la realidad social del país, hemos ido respondiendo con creatividad a las necesidades de cada momento histórico. Cuando en el 2011 comienza la guerra, los hermanos deciden quedarse y reorientar toda su misión para servir a los que sufren las consecuencias del conflicto armado. Un grupo cada vez más numeroso de jóvenes y no tan jóvenes se une a este proyecto y en 2012 nace el movimiento de los Maristas Azules. Comienzan a organizarse y responder a las necesidades concretas de la gente: familias cuyos hogares han sido bombardeados y destruidos, miles de desplazados, heridos de guerra, niños y ancianos solos, personas que han perdido sus negocios y trabajos, falta de servicios sanitarios y educativos, dificultad de acceso al agua potable y a la electricidad, miedo, soledad, inseguridad, pérdida de familiares y amigos, etc.

Respondiendo a todas estas necesidades surgen los programas de solidaridad, que han ido cambiando y adaptándose a cada momento. Hoy destacan los proyectos educativos con los más pequeños, entrega de cestas de alimentos, reparto diario de comida caliente para ancianos que viven en soledad y extrema pobreza, distribución de leche para lactantes y para menores de 10 años, micro proyectos y macroproyectos encaminados a la inserción laboral, movimientos scouts, etc. Hemos conocido prácticamente todos; si seguís las “Cartas desde Alepo”, tenéis información muy detallada de cada uno.
Hemos escuchado a los jóvenes que los organizan. Hemos mirado a los ojos de los niños y de los adultos que se benefician de estos proyectos. Es muy difícil escuchar sus historias y no llorar. Todos ellos han perdido mucho desde que comenzó la guerra, pero luchan, vibran y viven con la esperanza de un futuro mejor. Los Maristas Azules están allí, entre la gente. Están y se hacen cercanos. Actúan y dan respuesta a necesidades reales.

Maristas Azules

En Alepo, azul es el color elegido para hablar de la solidaridad. Es el color del mar inmenso y del cielo sin fin. La acción solidaria de los maristas es azul y llega hoy a miles de personas. Los Maristas Azules son una referencia y su generosidad tiene una gran fuerza inspiradora tanto dentro como fuera de Siria.
¡Gracias a cada uno de vosotros, queridos voluntarios! Sentíos todos incluidos si recuerdo al hermano Georges Hakim. Tuve la ocasión de ir al cementerio y rezar ante su tumba. Y, con el sonido de fondo de algunos bombardeos lejanos, di gracias a Dios porque su vida hizo más visible la bondad de Dios en nuestro mundo. Su presencia discreta y cariñosa dejó huella en vuestras vidas y en la de muchas personas de Alepo.
Gracias al hermano Georges Sabé, a Nabil Antaki y Leyla, a Bahjat Azrie y a todos los que desempeñáis una función de animación y liderazgo.
Vuestra presencia es la presencia de la Iglesia al lado del que sufre. Vuestra misión hace visible a los seguidores de Jesús en la tierra de la que surgieron las primeras comunidades cristianas a comienzos de nuestra era. Vuestra vida diaria es, sin lugar a duda, una apuesta por el diálogo y la fraternidad con el mundo musulmán. ¡Gracias!

Mirando al futuro

La mayoría de los jóvenes con los que nos hemos encontrado son cristianos universitarios, aunque también algunos musulmanes. Están estudiando o han acabado de estudiar medicina, economía, ingeniería, farmacia, magisterio, psicología, etc. La mayoría de ellos sueñan con irse del país a cualquier otro lugar que les ofrezca un futuro más próspero. No es un tema fácil de orientar…

El Papa Francisco ha expresado en numerosas ocasiones su preocupación “por la trágica disminución de los cristianos en todo Oriente Medio, que supone un daño incalculable no solo para las personas y las comunidades afectadas, sino para la misma sociedad que dejan atrás”. (Visita del Papa a Irak en julio de 2018).


En esta misma línea siento profundamente que no es tiempo de replegarse ni de disminuir nuestra presencia marista en el Líbano y Siria. Ambos paises están pasando por un momento histórico de gran dificultad, al igual que nuestras obras educativas y sociales. No es tiempo de replegarse sino de desplegarse: ¿Qué más podemos hacer? ¿Cómo podemos fortalecer nuestra presencia en el Líbano y Siria?


Os invito una vez más a llevar todo esto a la oración y a buscar distintas formas de ayuda y colaboración con los Maristas Azules que pueden incluir, incluso, el ofrecimiento para formar parte de esta comunidad por un tiempo. Hago un llamamiento abierto a todos los hermanos y laicos de la Provincia Mediterránea y de otros lugares del Instituto. Es tiempo de creatividad y de generosidad.

Heart made

El zoco de Alepo era el mercado tradicional bajo techo más grande del mundo. Un hormiguero de gentes de todo tipo, comerciantes, compradores, turistas… Cientos de tiendas distribuidas a los lados de pasillos estrechos y largos donde se podían encontrar los mejores productos de Asia y del Medio Oriente: sedas de Irán, especies de la India, lana, cobre, etc. En bastantes de sus tiendas aún existían escuelas artesanales donde se enseñaban oficios antiguos, todavía practicados en Alepo. Pero vino la guerra y las bombas convirtieron esta maravilla arquitectónica en escombros.


De ahí, de esos escombros del zoco cubierto de Al-Madina, surge el proyecto “Heart made” de los Maristas Azules. Entre las ruinas del mercado comenzaron a recoger retazos de telas de múltiples colores y texturas. Y a esas sumaron otras telas de ropas de segunda mano, a menudo telas pequeñas y aparentemente inútiles. Pero a todas encontraron su encaje y su utilidad. Hoy “Heart made” es más que un proyecto de reciclado de ropa; es una marca con nombre, diseño moderno y creatividad a raudales. Es un taller con grandes profesionales donde un grupo de mujeres trabajan y viven con dignidad elaborando productos desde el corazón, “Heart made”. Todo vale, cualquier retazo aparentemente desechable es útil. Importa el cariño con el que se toca la tela y se le da forma, la relación humana de las mujeres que la trabajan. Importa la dignidad, el pan y el futuro. El producto último es más que ropa. Todo lo que de ahí sale está “hecho con el corazón”. Elijo esta imagen expresiva y profunda para explicar lo que he sentido estos ocho días en Alepo. “Heart made” habla de la identidad y de lo más genuino de los Maristas Azules.

En 2012, cuando estalló la guerra en Alepo, los maristas tenían una misión en un barrio que los cristianos llaman “Djabal Al Sayde”, “la colina de Nuestra Señora”. Vivian y siguen viviendo dentro del recinto del antiguo colegio “Champagnat” en el barrio “Al Mohafaza”, ubicado al noroeste de la ciudad. El colegio fue nacionalizado en 1967, pero los hermanos se quedaron con la parte del edificio destinada a la comunidad. Es aquí donde confluyen todas las actividades de los Maristas Azules. En un contexto urbano donde es imposible esconder la devastación y el sinsentido de la guerra, esta casa se alza como un estandarte de esperanza.


Que ella, la Buena Madre a la que Champagnat nos enseñó a dirigirnos, acompañe cada uno de nuestros pasos y fortalezca el espíritu de los Maristas Azules de Alepo.
Un abrazo a todos y a cada uno,

H. Aureliano García Manzanal
En Alicante, a 27 de noviembre del 2022

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