H. Cesare Novelletto

“espíritu de familia”

26 diciembre, 1944. Monterotondo
29 julio, 2022. Carmagnola

1944-55: nace en Monterotondo, cerca de Roma, y permanece en familia.

1955: ingresa en el Juniorado de Manziana, donde ya estaba su hermano Roberto.

1962-62: Hace el noviciado y la primera profesión en Ventimiglia.

1969: Profesión perpetua el 8 de agosto en Lavarone

1965-69: es enviado a Manziana como profesor.

1983-86: director y profesor de la Escuela Secundaria en Giugliano.

1969-1983; 1986-2010: vivió 41 años en SLM, sobre todo como muy apreciado profesor de matemáticas, ciencias y religión.

2010-2011: año sabático en Líbano.

2011- 2022: en la comunidad de Carmagnola como administrador.

29 luglio 2022: el Señor lo llama a la edad de 77 años, de los cuales 59 de vida religiosa marista.

EL HERMANO

Además del humo (sabemos que era un fumador empedernido) ¡también había mucho fuego en el corazón de Cesare! Recibió del buen Dios el don de una inteligencia viva y una fuerte intuición. Siempre destacó en sus estudios, graduándose brillantemente en matemáticas. Con su perspicacia en el campo de la física, fue capaz de realizar la síntesis de la teoría y las aplicaciones prácticas. Observaba y desmontaba con facilidad un ordenador, un coche, un tractor o una lavadora... aunque una vez tuvo que pagar cara una distracción, perdiendo una falange del dedo corazón izquierdo en plena faena, seccionada por las cuchillas de una segadora. Se atrevía a reparar los sistemas eléctricos y de calefacción de nuestras casas... y a menudo fueron desafíos coronados por el éxito, con intervenciones que resolvían el problema y ahorraban mucho dinero. Una persona verdaderamente valiosa.

Como profesor y educador, el H. Cesare siempre fue apreciado y solicitado por los padres y muy querido por sus alumnos. Experto en las disciplinas científicas, sabía despertar el interés de sus alumnos con experimentos sencillos, prácticos y comprensibles para todos. Dotado de sentido común y realismo, tras su bigote que a menudo escondía una sutil ironía, sabía comprender y aceptar las limitacio

nes innatas de ciertos alumnos a los que era inútil exigir demasiado, habría sido una pérdida de tiempo, como intentar enderezar las patas de los perros.

Aparentemente reservado, a veces un poco rudo, pero siempre con una rudeza que busca el bien. Gozaba de la simpatía general, incluso de quienes habían sacado malas notas con él, porque siempre ofrecía un juicio imparcial y esperanzas de mejora.
El sello distintivo de la espiritualidad marista de Cesare es, sin duda, su espíritu de familia: trabajador, servicial, atento a los que tienen dificultades, administrador atento a ahorrar dinero sin sacrificar las justas necesidades de los demás, sencillo, es decir, libre de relaciones convencionales, abierto a la amistad, feliz de festejar en estruendosa alegría.
Siempre fiel a los compromisos de la vida religiosa y a los grandes valores. Durante su año sabático en el Líbano, además de disfrutar de un merecido descanso, intensificó su interés por la Sagrada Escritura, iniciándose en el estudio de la lengua hebrea. A su regreso a Italia, respondió de buen grado a la exigente propuesta de sus superiores de trasladarse de Roma a Carmagnola como administrador.

 

... HACIENDO MEMORIA

Cuando aparecieron en el mercado los primeros ordenadores, a principios de los años ochenta, Cesare comprendió de inmediato que éste se convertiría en su nuevo campo de búsqueda e investigación. Tras asistir a uno de los primeros cursos de informática, impartido por algunos antiguos alumnos de San Leone Magno con un público de estudiantes realmente heterogéneo (incluso participó Don Carlo Molari), con una suma de dinero recibida como regalo de sus padres compró un Commodore 64 con teclado y, para ahorrar dinero, adaptó un viejo televisor como monitor y una cinta de casette como memoria. Sus superiores de entonces autorizaron la compra casi a regañadientes, diciendo que sólo era un capricho momentáneo. Pero cuando presentó su primer programa en lenguaje ‘basic’ para resolver el molesto y lento proceso de elaborar las nóminas de los empleados, las cosas empezaron a cambiar de inmediato. En pocos meses le encargaron preparar las nóminas, primero para la escuela San Leone Magno y luego, a medida que los distintos ecónomos y asesores apreciaban su precisión y rapidez, también para las demás escuelas. Cuando el Commodore 64 fue sustituido por el más sofisticado PC-IBM, la gestión también se hizo más profesional y eficaz. Volvió ponerse a trabajar para aprender las estrategias de programación de los nuevos lenguajes informáticos y desarrollar las nuevas aplicaciones; siempre con un enfoque muy concreto, sin florituras, pero muy eficaz, hasta el punto de que incluso los contables se comunicaban directamente con él para conocer las últimas innovaciones y las soluciones que debían adoptarse.
Con la perspectiva del tiempo, ¡hay que reconocer que sus padres eran más previsores que los Hermanos! En efecto, con los años y el estudio, se convirtió en un auténtico experto en el campo de la informática. Alumnos y profesores de San León Magno pronto se beneficiaron de sus conocimientos, creando una sala multimedia puntera para la época. Supo estimular a los hermanos más escépticos o perezosos para que se abrieran con valentía a los nuevos lenguajes de la comunicación y los aplicaran en el ámbito escolar de la nueva didáctica.

Relajación en la "Casetta Ilde" de Prato Lauro: durante los largos años pasados en Roma, la principal válvula de escape del H. Cesare, que no se había implicado en grupos de Acción Católica, scouts o campamentos de verano, era poder pasar el fin de semana, al menos los sábados por la tarde, en sus queridos campos de deporte de Prato Lauro. Al principio, incluso había intentado jugar un poco al tenis con algunos amigos o cohermanos, pero luego prefirió dedicarse en cuerpo y alma a atender las múltiples necesidades de los campos deportivos y del gran huerto adyacente. El tractor era sin duda uno de sus puntos fuertes; entre recambios, retoques y mantenimientos varios, no había semana que pasara sin la necesidad de dar unas cuantas vueltas por la finca, para probar las nuevas "piezas", arrancar unas cuantas plantas, arreglar canales y desniveles varios. Luego, al final del trabajo, el merecido descanso del guerrero en la “Casetta Ilde”, inicialmente un pequeño cobertizo pero que en pocos años se había equipado con todo lo necesario para pasar felices momentos de convivencia: del cuarto de baño al horno de leña, de la chimenea al toldo para aumentar el número de huéspedes...

Se había convertido en un lugar especial donde muchos hermanos de la comunidad de San Leone Magno se reunían con sencillez y con la conciencia de compartir no sólo la misión, sino también la parte más importante de la vida comunitaria: la fraternidad. Y la cocina compartida, propuesta a su vez por los expertos cocineros H. Roberto, H. Ezio, H. Domenico... a menudo en feroz competición gastronómica, era la síntesis de estos momentos especiales, momentos que creaban lazos de amistad y fraternidad donde el rudo Cesare se dejaba llevar sin problemas a un estilo mucho más confidencial y bonachón, entre un plato cocinado a la perfección, una botella de vino selecto y la alegría de los hermanos.

TODO A JESÚS POR MARÍA, TODO A MARÍA PARA JESÚS

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