“Traed los diezmos al templo y habrá sustento para todos.
Ponedme así a prueba, dice el Señor del universo, y veréis
cómo abro las ventanas del cielo y derramo bendiciones sin medida.”
(Mal. 3,10)
Al VIII Capítulo Provincial de la Provincia Marista Mediterránea
Queridos hermanos, bienvenidos al VIII Capítulo Provincial y gracias por vuestro servicio de discernimiento. Dicen nuestras constituciones que “el Capítulo Provincial es una asamblea representativa de toda la Provincia, que expresa la participación de todos los hermanos en el gobierno” (C.123) y “sugiere las líneas maestras de actuación, según la situación de la Provincia, las necesidades del entorno, las llamadas de la Iglesia local y las directrices del Capítulo General.” (C.125.1)
Desde su ventana
Para llevar a buen puerto esta misión haríamos bien en volver a nuestros orígenes en busca de la arcilla de la que fuimos tallados. Se trata sencillamente de descansar en lo más genuino de la fundación marista y de fortalecer nuestra propia identidad.
Marcelino Champagnat nació con la Revolución Francesa, en 1789. Fue testigo de una época convulsa, donde todo parecía cambiar a una velocidad tan excesiva y descontrolada que producía rupturas sociales, desequilibrios y sufrimiento en la vida diaria de muchas personas. Sin embargo, la vida de los campesinos de las montañas del suroeste de Lyon, en las estribaciones del Macizo Central, seguía transcurriendo con lentitud, lejos de los palacios y de las políticas de la época. No lo tenían fácil para conseguir el pan de cada día. Tampoco era fácil para Marcelino y sus primeros hermanos que, después de meses cortando roca y trabajando en la construcción, en mayo de 1825 se trasladaron finalmente a vivir en Notre-Dame de l’Hermitage.
Ese edificio construido con sus manos era para ellos mucho más que una casa; podríamos decir que aquellos muros expresaban una visión de futuro. Cada espacio diseñado contribuía a perfilar el sueño de un hombre de Dios que nunca dejó de creer. Aparte de la capilla, probablemente la habitación era el espacio más personal e íntimo para Marcelino. Allí descansaba después de jornadas que, a menudo, resultaban agotadoras. Era una estancia sencilla y suficientemente amplia, muy mejorada con respecto a la que había tenido en La Valla. Pero nada había más extraordinario en aquella habitación que las vistas que se percibían desde la ventana. Cada mañana, al abrirla, contemplaba la magia de las montañas y escuchaba el murmullo del rio Gier que se abría paso serpenteando alegremente sobre el valle. Era el mismo río que saciaba la sed de las aldeas cercanas y que hacía crecer las cosechas de los campesinos. El mismo río lleno de vida que inspiró y acompañó a Marcelino en la fundación de una familia de hermanos dedicados a la escuela, la catequesis y la evangelización de los niños pobres.
Junto a las orillas del Gier la vida surgió de una manera natural, sin forzar procesos. La vocación a la fraternidad y al servicio, sentida por los primeros hermanos como un regalo de Dios, fue creciendo de una manera tan sencilla como profunda. Las aguas del Gier, siempre en movimiento, son la expresión del Espíritu que todo lo hace nuevo. Es el mismo Espíritu que hoy sigue acompañando a nuestra familia carismática y global. Es el Espíritu Santo que sigue repartiendo sus dones con generosidad y saciando nuestra sed con “Ríos de Buena Noticia”.
Desde nuestra ventana
Queridos hermanos, abramos hoy nuestra ventana al mundo y contemplemos el torrente de agua viva, el Espíritu de Dios que sigue inspirando nuestras vidas. Para hacerlo es necesario volver a los orígenes, pero tambien aprender a leer los signos de los tiempos en el mundo actual. Dios sigue regalándonos unas vistas extraordinarias y ofreciéndonos su Espíritu para seguir creciendo en nuestra vocación marista desde la fraternidad y el servicio. Cuando nos atrevemos a abrir de par en par nuestra ventana, comenzamos a sentir la brisa lenta y serena, el murmullo del río y el susurro del Espíritu que nos habla a través de la vida cotidiana y de los acontecimientos que nos rodean. Y es entonces cuando, en nuestra actividad pastoral y evangelizadora, nos convertimos en testigos de dinamismos tan extraordinarios que ni siquiera existían antes en nuestra imaginación.
Dios habla y acompaña nuestra historia cada vez que nos reunimos en un Capítulo General para escuchar sus llamadas. El XXII Capítulo General expresaba estas llamadas en forma de oración y las ofrecía a todo el Instituto como un reto y un desafío para los próximos años: “Transfórmanos, Jesús, y envíanos como una familia carismática global, faro de esperanza en este mundo turbulento, a ser el rostro y las manos de tu tierna misericordia. Inspira nuestra creatividad para ser constructores de puentes, caminar con los niños y jóvenes marginados de la vida, y responder audazmente a las necesidades emergentes.”
Dios habla y acompaña nuestra historia cada vez que nos reunimos en un Capítulo Provincial, nos escuchamos e intentamos traducir estas llamadas a nuestra realidad concreta. Como resultado de nuestro VII Capítulo Provincial surgieron cuatro prioridades que han centrado nuestros esfuerzos:
- Despertar en los jóvenes la VOCACIÓN de hermano.
- Expresar la FRATERNIDAD como esencia de nuestra vida comunitaria.
- Cuidad y ACOMPAÑAR a las personas para crecer en identidad y espiritualidad marista.
- Orientar nuestra misión desde la SOLIDARIDAD y la comunión.
Dios habla y acompaña nuestra historia cuando intentamos concretar aún más estas mociones del Espíritu y diseñamos un Plan Estratégico que guíe nuestros pasos. Desde 2019 en nuestra Provincia hemos condensado en ocho escenarios nuestras líneas de acción y los hemos llamado: FAMILIA, EDUCACIÓN, MEDITERRÁNEA, DESDE DENTRO, ENTORNO SEGURO, TIERRA, DIVERSIDAD y RED. En torno a estos escenarios transversales hemos articulado nuestro itinerario para ayudarnos a crecer en fraternidad, en espiritualidad y vida marista, y en nuestra misión educativa y evangelizadora.
Dios habla y acompaña nuestra historia cuando convocamos una Asamblea Provincial y juntos, hermanos y laicos, evaluamos nuestra misión y proyectamos nuestros mejores sueños. La asamblea del 26, 27 y 28 de marzo de 2025, inspirada por el lema “Ríos de Buena Noticia”, nos ha ofrecido una experiencia contemplativa y abierta al mundo y a los jóvenes, sobre todo a los más necesitados. Ha sido la antesala de este Capítulo Provincial y nos ha invitado a poner en marcha nuestro próximo Plan Estratégico que girará en torno a las claves de INCLUSIÓN, IDENTIDAD, CRECIMIENTO Y RED, todas ellas con una preocupación transversal que es la SOSTENIBILIDAD.
Dios habla y acompaña nuestra historia cada vez que nos reunimos, compartimos y oramos con nuestra comunidad local. “En la búsqueda comunitaria de Dios -dice nuestra Regla de Vida- es muy importante aprender a escuchar y a hablar. Cultiva un silencio fecundo que alimenta tu interioridad y favorece la acogida profunda del otro. Escucha al Espíritu en tu propio interior y en tus hermanos.” (RV.47) Ciertamente, Dios se hace presente en nuestras vidas a través de la fraternidad. Esta presencia amorosa no está sometida a las características particulares de una comunidad, ni depende de sus fortalezas o debilidades, ni del número o edad de los hermanos; es sencillamente un don y un regalo para nosotros y para el mundo. “La comunidad marista es una profunda alianza de vida y amor que te une con tus hermanos, más allá de las preferencias y límites humanos” (RV.44)
Dios no deja nunca de hablarnos y de acompañar nuestra historia. ¿Lo sentimos así? ¿Escuchamos el susurro del Espíritu al abrir nuestra ventana? ¿Damos lo mejor de nosotros mismos para llevar a la vida las llamadas que detectamos a nivel institucional desde los Capítulos, asambleas y cualquier otro tipo de encuentro de discernimiento comunitario? Una lectura profunda y sincera de nuestra realidad personal, comunitaria e institucional, nos ayudará a seguir creciendo.
Desde mi ventana
Mi primer trienio como provincial ha pasado en un suspiro. Hoy me asomo a la ventana y reconozco la presencia de Dios en cada recodo del camino. Es el momento de dar gracias por todo lo vivido, pedir perdón por los errores cometidos y seguir caminando con la ilusión de hacer las cosas un poco mejor durante el segundo trienio.
Soy consciente de mis debilidades y limitaciones o, al menos, de gran parte de ellas. Pido perdón a aquellos a los que no siempre he sabido tratar con cariño y me propongo seguir creciendo en fraternidad. Doy gracias por tanto bien que he recibido y por el apoyo que siempre he sentido del H. Ernesto Sánchez y el Consejo General, de mi Consejo Provincial, del Consejo de Misión, el Consejo de Vida Marista y el Consejo de Asuntos Económicos, de los animadores de comunidad y de todos los hermanos y laicos.
Es hora de abrir la ventana y evaluar el camino recorrido. Cada uno de los tres grandes consejos hará un informe de su área e intentaremos así tener una vista panorámica de nuestra realidad provincial tal y como nosotros la vemos. Por mi parte, me gustaría compartir algunos aspectos que me han parecido importantes y en los que he intentado poner más esfuerzo:
1. El trabajo por procesos, de tal manera que todos nuestros tiempos y planificaciones giraran en torno a las prioridades provinciales y al Plan Estratégico. Por tanto, los temas claves de VOCACIÓN, FRATERNIDAD, ACOMPAÑAMIENTO Y SOLIDARIDAD debían ser el contenido fundamental de nuestros proyectos comunitarios y personales, retiros, actividades pastorales y educativas, etc.
2. La atención personal a cada hermano y el cuidado de cada uno. Por supuesto, no siempre lo he logrado, pero ese ha sido mi deseo y mi preocupación principal. Siempre he intentado el encuentro personal y fraterno, el diálogo sincero y de iguales, la atención especial a los hermanos mayores y enfermos, el acompañamiento al servicio de la persona y el respeto a las llamadas que siente cada uno.
3. El cuidado de los hermanos mayores y la mejora en la gestión y animación de las comunidades de Benalmádena, Cartagena y Carmagnola. Esto lo he sentido muy dentro como una prioridad y una llamada clara de Dios.
4. He intentado estar siempre atento a las situaciones de especial necesidad y acompañarlas desde un sentimiento solidario y fraterno. He sufrido especialmente en los momentos de inestabilidad y violencia que hemos vivido en el Líbano y Siria. Admiro y agradezco el valor y el trabajo de nuestros hermanos y laicos en el Medio Oriente.
He sufrido y llorado también con la situación catastrófica generada en la comunidad valenciana a raíz de la DANA. ¡Ojalá hayamos sabido mostrarnos cercanos y solidarios!
He intentado acompañar en momentos tristes y especialmente difíciles que hemos vivido en varios lugares de nuestra provincia, y tambien en procesos de enfermedad de hermanos y laicos.
5. La dinamización de la Pastoral Vocacional. Con este objetivo creamos el Equipo Provincial de Animación de la Vocación de Hermano. Agradezco el trabajo y los esfuerzos realizados al hermano Samuel y a todos los hermanos y laicos que han pasado por este equipo. No es un tema fácil, pero no debemos resignarnos ni desanimarnos ante la falta de vocaciones a la vida religiosa. Dios sigue llamando a vivir la fraternidad de una manera muy especial. Como decía el hermano Miguel Angel Isla, “sólo Dios sabe lo que puede ocurrir. Él sabe y calla. A nosotros nos toca creer, esperar y amar siempre.”
6. El diálogo constante y fraterno con los animadores comunitarios. He sentido con ellos una especial cercanía y confianza. Dentro de sus situaciones personales y también de sus propias limitaciones han dado lo mejor de ellos mismos para liderar un proyecto común y contribuir al desarrollo de una comunidad fraterna y misionera.
7. Durante todo el trienio he usado la herramienta de comunicación que he llamado CARTA ABIERTA para ponerme en contacto con toda la provincia y ofrecer mi reflexión en torno a temas de espiritualidad, vida marista, misión evangelizadora y compromiso con el mundo, sobre todo con los más vulnerables. Esta es la CARTA ABIERTA número 18. Espero que alguna de ellas haya logrado llegar a vuestros corazones y os haya ayudado de alguna manera. Para mí algunas han sido especialmente significativas, por ejemplo:
- ¡BIENVENIDOS A LA RESISTENCIA!, de septiembre de 2022, que invita a todos los educadores a vivir con pasión su vocación evangelizadora.
- HEART MADE, de noviembre de 2022, que es un homenaje a la vida y misión de los maristas azules de ALEPO
- SEGUIRÁS DANDO FRUTO, de febrero de 2023, en reconocimiento a nuestros hermanos mayores y sobre cómo vivir la ancianidad desde el Evangelio.
- CON BRILLO EN LOS OJOS Y BARRO EN LOS PIES, de marzo de 2023, dirigida a los educadores de nuestras obras sociales
- ¿VES A ESTA MUJER?, de mayo de 2023, en torno al papel de la mujer en la Iglesia y en la congregación marista.
- ¡NO PODEMOS CALLARNOS!, de octubre de 2023, en torno a la situación de inestabilidad y violencia en el Medio Oriente.
- ¡NO HAY MÚS! VAMOS CON TODO, de septiembre de 2024, dirigida de nuevo a todos los educadores maristas con motivo del inicio de curso.
- ¡MIRAD! ALGO NUEVO ESTÁ BROTANDO, de diciembre de 2024, con testimonios de solidaridad desde el Líbano, Siria y Comunidad valenciana después de la DANA.
- MIRA AL CIELO Y CUENTA LAS ESTRELLAS, de febrero de 2025, dirigida a los jóvenes con motivo de la semana vocacional.
Queridos hermanos, me siento satisfecho del camino recorrido juntos. Pero queda mucho por hacer. En realidad, nuestro itinerario vocacional y misionero no es lineal sino más bien cíclico, porque en cada momento de la historia Dios nos pide leer los signos de los tiempos y volver a responder con ilusión renovada a sus llamadas. Nos toca abrir de par en par nuestras ventanas y dejar que sople el aliento del Espíritu que todo lo hace nuevo.
Hermano, ¿qué se ve desde tu ventana? ¿Qué sueñas, qué proyecciones de futuro tienes, cómo ves el mundo, las relaciones humanas y tu relación con Dios? ¿Cómo ves la realidad marista a nivel institucional, provincial y local, y cómo te ubicas en ella? ¿Sientes que el centro de tu vida es Jesucristo y que solo desde esta experiencia de Dios adquiere sentido todo lo que somos y hacemos? ¿Cómo acercarnos aún más a las periferias, a los preferidos de Jesús, a los vulnerables y descartados, a los que sufren las consecuencias de la guerra y la violencia? ¿Qué más podemos hacer para que nuestra misión sea inequívocamente evangelizadora?
Sea cual sea tu respuesta a todas estas preguntas, cuenta conmigo para seguir caminando y creciendo juntos. Que la Buena Madre acompañe nuestro camino.
H. Aureliano García Manzanal
En Córdoba, a 2 de julio del 2025