El VIII Capítulo Provincial de Maristas Mediterránea se desarrolló con un mensaje de renovación, comunión y servicio. El nuevo Consejo Provincial asumió con espíritu marista la misión de ser cauce de la Buena Noticia en el horizonte de la confluencia hacia la nueva provincia Rosey.
Ha culminado el VIII Capítulo Provincial de Maristas Mediterránea, una cita clave que dejó sembradas nuevas semillas de futuro y cuyo balance emana con gratitud y esperanza. La elección del nuevo Consejo Provincial fue uno de los momentos centrales del encuentro. Lo integran los hermanos Damiano Forlani, Javier Gragera, Juan Ignacio Poyatos, Samuel Gómez, Juan Pablo Hernández y Antonio García. Todos ellos, junto al H. Provincial, Aureliano García Manzanal, que inicia su segunda etapa al frente de Maristas Mediterránea, fueron encomendados a la protección de San Marcelino y la Buena Madre, en el deseo compartido de que su servicio sea fecundo y generoso para la vida de la provincia.
El lema del capítulo, «Ríos de Buena Noticia», inspiró no solo el tono del encuentro, sino también su fondo. Como ríos que fluyen con vida y sabiduría, los capitulares trabajaron desde la escucha, la reflexión y la oración para discernir juntos el rumbo de la misión marista. Se vivió una experiencia profundamente espiritual, marcada por la alegría del reencuentro, la fuerza del Espíritu y la centralidad de Cristo como fuente de vida.
Hubo momentos significativos de oración animados por los Hermanos, destacando la figura de María en la Visitación y la invitación a contemplar una espiritualidad que hace fecundo el presente y convierte lo íntimo en testimonio vivo. Así, se pidió al manantial de la Vida que iluminara el discernimiento de los participantes y fortaleciera su vocación de ser testigos del Evangelio con alegría y entusiasmo.
El Capítulo también sirvió como espacio para compartir el horizonte de futuro que se abre con la confluencia hacia la nueva provincia, Rosey, una apuesta del Instituto por la viabilidad y vitalidad de la misión marista en las provincias de Compostela, Ibérica y Mediterránea. El H. Provincial presentó este proceso como una llamada a la comunión y a la esperanza, recordando fechas clave como la aprobación de la confluencia (25 de junio de 2024) o los encuentros de los tres consejos provinciales en las casas maristas de Córdoba y Alcalá de Henares.
Desde los primeros compases del Capítulo, con la bienvenida del H. Ernesto Sánchez (Superior General), se abrió una triple ventana sugerida por el H. Aureliano: a los sueños de Marcelino, a la realidad provincial y a nuestra interioridad. A partir de ahí, los días se desarrollaron entre informes, trabajos por comisiones, momentos de comunión y vivencias fraternas.
Se vivió también la dimensión internacional de la familia marista, con la presencia del H. Ben Consigli, consejero general, y las resonancias del camino sinodal compartido en la Iglesia y en la red global marista. Esto mismo se cultivó con la presencia del H. Georges Sabè, que informó sobre la situación actual en Siria; y con el H. Cyprian Bankakuu, provincial de África del Oeste, que compartió las novedades maristas en su zona. Un espíritu de colaboración y escucha conectó los corazones más allá de fronteras, reforzando el sentido de cuerpo y misión.
El VIII Capítulo Provincial fue, en definitiva, un cauce donde fluyeron palabras, reflexiones, decisiones y oraciones; todo ello al servicio de una misión que sigue viva y actual: anunciar a Jesús a niños, niñas, adolescentes y jóvenes, especialmente los más necesitados. Y nuestra misión marista, educativa y evangelizadora, guía ese camino. Desde la experiencia vivida, queda un GRACIAS resonando con fuerza, como agua fresca que seguirá dando vida a la provincia en el próximo trienio.
