El Hermano Provincial, el H. Aureliano García Manzanal, envía una carta abierta a educadores y educadoras maristas en este inicio de curso. Su mensaje, motivador e ilusionante, habla sobre la herencia de un estilo educativo que nación en La Valla y de todo el legado recibido y que siembra, día a día, en cada aula y proyecto social de Maristas Mediterránea. «Al ser conscientes de un regalo tan especial, el lema de este curso se llena de un sentido más profundo: Sonríe de corazón»

A los educadores de la Provincia Mediterránea

Queridos amigos y amigas:

Comenzamos un nuevo curso y, con él, abrimos una nueva página en la historia de cada uno de nuestros colegios y obras sociales. Una página en blanco donde escribiremos el capítulo de un libro que otros comenzaron a escribir hace ya 205 años. Recogemos una herencia centenaria que, a su vez, echó anclas muchos siglos atrás, en las enseñanzas del maestro de Nazaret.

Marcelino Champagnat, un sencillo cura de pueblo, recogió el testigo en 1817. Compró una casa medio en ruinas en La Valla-en-Gier, departamento de Loira (Francia) y allí, con un pequeño grupo de jóvenes provenientes de las aldeas vecinas, comenzó a diseñar un sistema de escuelas que ofrecieron educación a cientos de niños del entorno rural; niños que, hasta entonces, ni siquiera pudieron imaginar que también para ellos se abrirían las puertas del conocimiento y las ventanas de la esperanza de una vida más digna.

Cada uno de vosotros y vosotras formáis parte de esta historia. Somos herederos de un estilo educativo que nació en aquella casa de La Valla; nos referimos a ello cada vez que hablamos de “educación marista”.  Hemos heredado escuelas convertidas en hogares de luz, una pedagogía basada en la presencia y la escucha, la referencia a María como Buena Madre y modelo, el amor al trabajo y el sentido de la responsabilidad, la misión entendida como servicio y donación, el espíritu de familia, la atención prioritaria a los que más nos necesitan y el compromiso inquebrantable en la construcción de un mundo nuevo. Este es el legado que, día tras día, sembráis en cada aula y obra social de la Provincia Marista Mediterránea. A él dedicáis la vida entera y es el motivo por el que os levantáis cada mañana para emprender con alegría toda vuestra actividad educativa. Al ser conscientes de un regalo tan especial, el lema de este curso se llena de un sentido más profundo: “Sonríe de corazón”.

¿Qué os puedo decir? ¡Gracias! Gracias por vuestra vocación de educadores y por formar parte de esta gran familia marista.

Toda acción educativa va encaminada a cambiar la realidad y no a acomodarse a ella conformándose con lo que hay. No todo lo que nos ofrece la actualidad vale. Resignarse a lo que nos brinda nuestro siglo no es una opción que aporte vida y, con toda seguridad, no ayudaría a nadie a crecer. La educación marista está llamada a ofrecer, desde la fraternidad, un nuevo paradigma capaz de diseñar una sociedad alternativa que se parezca más al Reino del que hablaba Jesús. Es, en el fondo, un movimiento de resistencia. Y sabemos que han surgido muchos a lo largo de la historia: resistencia a la ocupación nazi durante la segunda guerra mundial, movimientos de desobediencia civil, los movimientos no violentos como el que lideró Mahatma Gandhi en la India, etc. Ciertamente, no todos ellos los podemos considerar como un ejemplo a seguir. En ese intento de ofrecer una sociedad mejor, libre de tiranías e injusticias, algunos usaron medios violentos que terminaron generando guerras tan injustas y cruentas como las que ellos mismos intentaban combatir.

Hace más de dos mil años Jesús de Nazaret comenzó a desplegar su peculiar movimiento de resistencia. Era, sin duda, un buen maestro y explicaba su mensaje con palabras y metáforas sencillas para que hasta los más pequeños pudieran comprenderlo: el sembrador que esparce sus semillas con la esperanza de una buena cosecha, la levadura que fermenta la masa, los pájaros que ni siembran ni siegan pero a los que el Padre alimenta, los lirios del campo que ni trabajan ni hilan pero visten con inigualable belleza, el tesoro escondido en el campo por el que merece la pena venderlo todo, el hombre prudente que construye sobre roca… Y contaba historias. Hablaba de un minúsculo grano de mostaza que sepultado en la tierra llegaba a ser un arbusto hermoso, y de un pastor que dejaba a su rebaño para salir en busca de la oveja perdida, y de un padre bueno que prepara una fiesta espectacular para acoger al hijo que había derrochado su herencia. Todo lo que hacía y decía era un auténtico derroche de creatividad, la acción incansable de un maestro. Quería que los hombres y mujeres de su tiempo pudieran captar la presencia salvadora y amorosa del buen Dios que acompaña nuestra historia. Para Jesús, la vida va siempre más allá de lo que se ve. Para Él, solo el amor libera. Solo la misericordia salva.

Dos mil años después su persona y su mensaje siguen iluminando la vida de millones de hombres y mujeres. No se han borrado sus huellas ni ha cesado el eco de sus palabras. Somos muchos los que creemos que las enseñanzas del maestro de Nazaret pueden devolver el alma a un mundo que parece haberla perdido. Nosotros, maristas, nos sentimos llamados a continuar este movimiento de resistencia que inició Jesús y para ello tenemos en nuestras manos el arma de construcción más potente jamás inventada: la educación.

Os invito a vivir en profundidad nuestro compromiso con esta resistencia enraizada en el Evangelio y os propongo algunas claves que pueden ayudarnos a ponerla en marcha en nuestra acción educativa. Todas ellas, sin duda, están reflejadas en nuestro Plan Estratégico y en las prioridades provinciales, pero quizás expresarlo de otra manera pueda inspirar y aportar una nueva perspectiva:

1.     La compasión y el servicio como principios educativos.

En un mundo competitivo donde se busca ser el primero o al menos estar en el pódium, nosotros afirmamos con nuestra forma de educar que “quien quiera ser el primero sea el último y el servidor de todos” (Mc. 9, 35).

¿Cómo se educa desde la bondad, el servicio y la donación de uno mismo? Esta es la clave para construir un mundo nuevo desde el amor. Y es también la pregunta clave porque está vinculada a nuestra propia identidad. Esto es lo que somos. Esta es nuestra vocación y el legado que hemos recibido. Ser hermano o laico marista es ser para los demás. ¿Cómo aprovechar este Año de las Vocaciones Maristas para seguir creciendo y profundizando en nuestra espiritualidad?

2.    La cultura del encuentro como forma de vida

La situación de pandemia de estos últimos años ha puesto en jaque nuestro mundo relacional e incluso nuestro propio equilibrio personal. No hemos sido ajenos a esto en nuestros colegios y obras sociales. Han aumentado exponencialmente los alumnos con problemas de salud mental e incluso ideas suicidas, hemos sentido en mayor o menor grado el miedo al cara a cara incluso entre nuestros profesores, y hemos cancelado durante un periodo largo muchas de nuestras actividades grupales y educativas. ¿Cómo recuperar el encuentro de una forma equilibrada y responsable? ¿Cómo sanar las heridas de la soledad y el miedo?

La fraternidad y el encuentro son nuestro hábitat natural. Desde nuestros orígenes, el estilo educativo marista asienta sus bases en una pedagogía de la presencia, la proximidad y la empatía. De esta manera aportamos nuestro granito de arena en la construcción de una sociedad alternativa desde la clave de la fraternidad universal: “Uno solo es vuestro Maestro y todos vosotros sois hermanos”. (Mt. 23,8)

3.    La resistencia para evitar el dominio del egoísmo y posibilitar la esperanza.

Como en otras partes del mundo, también en el ámbito geográfico de nuestra provincia marista estamos viviendo momentos de incertidumbre sociopolítica. Dentro de poco nos esperan elecciones en Italia y algunos de los pronósticos que se barajan son realmente preocupantes. En el Líbano seguimos instalados en una crisis global (política, social y económica) que parece no tener fin. En Siria hablan de un 82% de la población que vive por debajo del umbral de la pobreza; están en una situación de “sin guerra, pero sin paz” como nos recuerdan en la última Carta desde Alepo (N.º 44). En España tendremos elecciones autonómicas y seguiremos bregando con la LOMLOE y los cambios que esto va a suponer en el sistema educativo.

¿Cuál es la lectura profética que podemos ofrecer ante todas estas realidades? Comenzaba esta carta con la cita de Romanos 12, 2: “No os acomodéis a este mundo…” La resistencia ante el dogmatismo de la actualidad nos abre a la esperanza y puede evitar el dominio del egoísmo. Nuestra vocación de educadores tiene siempre un punto de inconformismo y actitud crítica que toma cuerpo en el compromiso social activo.

4.    La búsqueda incansable de la oveja perdida.

La parábola de la oveja perdida está narrada en el Evangelio de Mateo y en el de Lucas. Mateo ofrece un detalle que debería de cuestionar nuestros planteamientos educativos y poner patas arriba más de una programación. Cuenta cómo el pastor deja al resto del rebaño para ir en busca de la oveja descarriada y después añade: “… Y si llega a encontrarla, os digo de verdad que tiene más alegría por ella que por las noventa y nueve no descarriadas.” (Mt. 18,13). ¿Qué más podemos hacer para llegar a los últimos? O mejor aún, ¿qué tenemos que cambiar para que los últimos sean los primeros en la pirámide de nuestros desvelos?

El imperio de la urgencia mediática devora noticias a un ritmo vertiginoso. A menudo hace espectáculo de la debilidad, la pobreza y la guerra. Puede ayudar a sensibilizar a millones de personas, sí, pero habitualmente dura poco y no contempla las necesidades más cercanas y cotidianas. Se acaba la noticia, pero Siria sigue sufriendo, la pobreza aumenta en nuestras ciudades y paises, nuestros propios vecinos no llegan a fin de mes, la crisis provoca que nuestros amigos y familiares pierdan el trabajo, etc. ¿Cómo podemos poner el contrapunto a esta melodía engañosa?

En la tradición cristiana ortodoxa las “miróforas” son las mujeres que llevaban mirra a la tumba de Cristo en la mañana de Pascua. Son las mujeres que atendieron y cuidaron el cuerpo de Jesús. En ellas están representados todos los hombres y mujeres que dedican sus vidas a atender y cuidar los cuerpos heridos de la historia. Me parece esta una imagen elocuente e inspiradora que expresa lo más hondo de nuestra vocación de educadores.

Comenzamos un nuevo curso. Una página en blanco. Ante nosotros se despliega un universo de posibilidades, una misión por la que vale la pena arriesgarlo todo, un sueño heredado para que brote, otra vez, la esperanza. Feliz curso y … ¡Bienvenidos a la resistencia!

H. Aureliano García Manzanal

En Alicante, a 4 de septiembre del 2022

P.D. Comparto algunos recursos que han inspirado esta carta con el deseo de que sirvan para vuestra reflexión:

  1. HOGARES DE LUZ. Circular del H. Ernesto Sánchez Barba, superior general 2020

https://champagnat.org/wp-content/uploads/2020/09/Hogares_de_luz.-Cuidamos_la_vida_y_generamos_nueva_vida.pdf

2. VOCES MARISTAS. Ensayos sobre liderazgo servicial y profético 2022

3. UN NUEVO COMIENZO. Espiritualidad renovada para el siglo XXI. Emili Turú y José Manuel Vidal 2017

4. EL CAMINO ABIERTO POR JESÚS. Mateo.  José Antonio Pagola 2010

5. LA RESISTENCIA ÍNTIMA. Ensayo de una filosofía de la proximidad. Josep María Esquirol 2015

6. LA RESISTENCIA. Ernesto Sabato 2000

7. MIRÓFORAS. Portadoras de perfumes en las madrugadas del mundo. Mariola López Villanueva 2020

8. Año de las vocaciones maristas: https://champagnat.org/es/ano-de-las-vocaciones-maristas/