Hacemos balance de las actividades de Semana Santa en parte de nuestra Provincia Marista Mediterránea a través del testimonio de varias personas de nuestra Pastoral

El tiempo litúrgico de la Semana Santa es uno de los momentos más especiales e intensos que, como cristianos, vivimos a lo largo del año. Con todas las actividades propuestas desde el Equipo Provincial de Pastoral (retiros, convivencias, etc…) y organizadas en España, Italia y Líbano-Siria se ha cubierto el siempre importante objetivo de celebrar la Pascua en comunidad.

Esta compañía se ha hecho palpable en cada encuentro de jóvenes, laicos y hermanos que se ha producido, compartiendo espacio, tiempo, reflexiones… y esta compañía ha estado protagonizada también, por esa presencia de Jesús que nos une e inspira.

“Se notaba un muy buen rollo entre todos: animadores, equipo de coordinación y chavales. Creo que el objetivo principal se ha cumplido al 100% y, sin duda, lo que más nos llevamos todos de esta Pascua es que siempre vamos a estar acompañados por Jesús y queremos ser fieles seguidores de Él y como él, siendo BuenaJente”, comenta Rafa Avilés, coordinador de la Prepascua de Z3 en Bonanza.

Según Avilés, en general la Pascua ha ido “genial”, porque chicos y chicas han acudido muy motivados de las ciudades y el tema del “BuenaJente” llegaba muy bien trabajado desde el origen. “La Pascua ha sido la guinda del pastel”, añade.

Igualmente hacen un balance más que positivo de la “Pascua Hoy” y es que, a través de este ‘título’ sugerente, se han establecido actividades con todos los niveles de Comunidad. “El planteamiento con gente de niveles tan heterogéneos, de experiencias personales tan dispares, de vivencias de Pascua tan diferentes podría haber resultado caótico, pero como siempre, el Espíritu sopla y la Vida se hace presente en forma de confianza plena”, explica la coordinadora Ana Merino.

Allí, han sido en total 51 participantes de comunidad, de los cuales 8 pertenecían a niveles de Comunidad 3 a 6, que ya habían vivido Pascuas de este nivel antes de la pandemia. El resto, 43 de Comunidad 1 y 2 que se estrenaban, por así decirlo, con una “mochila de vida” diferente a lo que se encontraba en otras ocasiones. “Aun así, lo que movía esta Pascua en todos los que allí estábamos era responder a una llamada, experimentar junto a Jesús su amor sin medida, su modelo de entrega por los demás y el encuentro con el Resucitado”, detalla Merino.

En concreto, se han realizado dinámicas en la propia casa de Castillo de Maimón (Córdoba), combinadas con salidas por las calles del barrio del Naranjo o por espacios de compromiso y vivencia del encuentro con Jesús, todo lo cual llenó los 4 días de convivencia, en la, según los propios organizadores, “todo fue rodado: los participantes fueron poco a poco encontrando su lugar y disposición para la reflexión y oración, los animadores siempre disponibles para acompañar y escuchar a quienes no tenían tanta experiencia, los hermanos Juan Antonio y Rafa dando testimonio de su vocación y su servicio para con los jóvenes, Pablo, el sacerdote, que ha estado en todas las celebraciones adaptándose a nuestra forma de vivir la liturgia, los responsables de la casa y la cocina dispuestos a todo lo que nos hiciera falta y un equipo de coordinación al servicio de todos, disponiendo de tiempo, materiales y coches para lo que hiciera falta”.

En definitiva, una “Pascua Hoy” en la que -más que nunca en sus vidas- el Resucitado ha salido a su encuentro y les ha ido contando su vida “para que ardiera nuestro corazón y saliéramos a comunicarlo a cada una de nuestras ciudades”.

A todo esto, Marta Romero, coordinadora de la actividad de Pascua en Bonanza, con los chicos y chicas de 1y2 de Bachillerato, añade: “Volvimos al origen, lo conocimos, ¡y comenzamos de nuevo! De Sinaí a la Vida en Bonanza nos ha dado la oportunidad a más de 120 jóvenes de MarCha3-4 de acercarnos a la cultura y tradición judía en la que Jesús creció”.

Y, como relatan de manera conjunta, una vez conocida toda la ‘historia’ y su significado, ¡todo cobró sentido! “Pudimos acompañar a Jesús en su momento más difícil de pasión y muerte y, junto a María y su esperanza, celebrar el motivo que nos une: la Resurrección”.